Dispositivo y fuga. Primera parte
El síntoma resiste al Amo
Desde la promulgación de la Ley 26.657 se ha
planteado el surgimiento de un “cambio de paradigma” en “Salud Mental”. La prohibición
de la creación de nuevos “manicomios” promoviendo lugares alternativos de internación
y atención, servicios de inclusión sociolaboral, atención domiciliaria
supervisada, apoyo a grupos familiares y comunidades, casas de convivencia,
familias sustitutas, etc; constituyen el eje de una nueva modalidad por la cual
se ha venido luchando desde hace muchos años y que implicaría un avance en la
atención y los derechos.; sin embargo no debemos perder de vista que en nuestra
época existe una creciente categorización de “enfermedades mentales” (DSM) en
alianza con la industria farmacéutica que ofrece fármacos para cada categoría ampliando
enormemente la cantidad de “enfermos”, lo que implica que quizás los muros del
manicomio se derrumban pero para extender sus fronteras hasta cada uno de los
hogares de los – cada vez mas -“enfermos”, lo que implicaría una mutación del
internado hacia el reforzamiento del control social de las poblaciones
facilitado por las categorías de enfermedad, el fármaco y el control médico - estadístico.
Sería conveniente realizar
un breve recorrido relacionando algunas corrientes teóricas con el
psicoanálisis para preguntarnos si en la actualidad la anulación de los “manicomios”
implica necesariamente la caída de la manicomialización o nos encontramos ante
una mutación y especialización de la misma acorde a una época marcada por el
biopoder y el abordaje farmacológico de las poblaciones. Si algo de esto sucede
- como en cada viraje del discurso del Amo – es importante repensar la posición
de los analistas que trabajan en Salud Pública o regulados por diversos
dispositivos de abordaje, para orientar la práctica de una forma que convenga.
En este breve
abordaje histórico relacionaremos algunas corrientes críticas guiándonos por
tres lógicas organizadoras de distintos momentos: El giro político de los 60’: la
crítica sobre el poder – El discurso
del Amo y el Dispositivo – Síntoma y Biopolitica
El giro político de los 60´: la
crítica sobre el poder
La Segunda Guerra
Mundial, el holocausto del pueblo Judío, el genocidio del pueblo Armenio, las
purgas Stalinistas – entre otros horrores – no fueron sin consecuencias para
cómo se comienza a pensar el mundo a mitad del siglo XX. Roberto Espósito[1] señala que la noción de Persona
(en su triple matriz teológica, jurídica y filosófica) se constituirá en eje de la Declaración de los Derechos Humanos de 1948
como forma de intentar reconstituir la conexión entre el derecho y la vida,
de allí en más se produce una irradiación a las ciencias más allá de que “la noción de persona no está en condiciones
de subsanar el extraordinario hiato entre vida y derecho, entre nomos y bios,
porque es ella misma la que lo produjo”[2]
Sobre la década del
50 y comienzos de los 60 adquiere una dimensión muy importante el problema del poder.
Jacques
Lacan lo introduce directamente en el título de uno de sus escritos más
leídos:”La dirección de la cura y los principios de su poder”[3]
reconociendo que en la cura el analista detenta un poder pero ¿qué es lo que
hace con él? Por lo pronto plantea un lugar para el analista que no sea el del
padre, lo que implica otro estatuto para el sujeto llevándolo a distinguir el
deseo del psicoanalista de la contratransferencia. A partir de este deseo singular se apuntará
al real que causa el deseo en el analizante para trabajar provocando la máxima
diferencia entre el Ideal y lo que denomina objeto a. En “La ética del psicoanálisis”[4] concluirá que si el Otro
no existe respecto de mi goce no queda más que cargar con la culpa sobre yo
(je), ya que de lo único que uno puede ser culpable es de ceder a su deseo.
1961 es un año
donde aparecen una serie de textos sobre la enfermedad mental y el poder, que
marcarán los debates de toda una época (y que aún hoy son referencias
obligadas). Erving Goffman publica “Internados”[5], Michel Foucault su tesis
doctoral “Historia de la locura en la época clásica”[6], Franz Fannon “Los
condenados de la tierra”[7] y Thomas Szasz “El mito de
la enfermedad mental”[8].
Goffman va a
plantear a la Institución Total como un depósito de seres que perdieron su
condición humana. En el Manicomio todos los aspectos de la vida de la persona
se desarrollan en el mismo lugar y bajo una única autoridad. Las actividades se
realizan en conjunto, el trato y la actividad es homogénea. La actividad diaria
está programada, secuenciada y normatizada… el no – hacer también es parte del
programa. Las actividades se organizan en un Plan creado para lograr los
objetivos propios de la institución. Goffman dice que “los pacientes mentales pueden encontrarse por el peso de un Ideal de
servicio que a las personas no allana la vida” y esto se ve claramente en
los ideales sanitarios –higiénicos, alimenticios, conductuales y sociales - que
se convierten en exigencia para los internos
Michel Foucault
publica su tesis doctoral “Historia de la Locura en la Época Clásica”, “El
Nacimiento de la Clínica”[9] y “Las Palabras y las
Cosas”[10], que podrían
caracterizarse como estudios de campo. La primera trata el proceso histórico
social de cómo el loco se transforma en enfermo mental, objeto de estudio de la
psiquiatría. La segunda de las condiciones que posibilitaron el discurso de la
clínica y el conocimiento del sujeto enfermo. Y la tercera, constituye una
arqueología de las ciencias humanas. La Sociedad Disciplinaria planteada por
Foucault se ocupa de la vigilancia,
control, corrección y normalización del loco incluyéndolo forzadamente mediante
el secuestro institucional de su cuerpo y su tiempo personal.
Por su parte Franz
Fannon en “Los condenados de la tierra” afirma que el proceso de curación es
una “deshumanización sistematizada” siendo el acto terapéutico por excelencia
la aceptación del sistema. Opina que el psiquiatra en tanto testigo de la
experiencia de internación y de quienes son despojados de voz y saber no le
queda otro camino que ser revolucionario. Cuestiona la relación médico –
paciente como relación de poder definida por el sistema, compara el sistema
manicomial con el colonial donde la relación sería la del conquistador y el
colonizado.
Thomas Szasz en “el
mito de la enfermedad mental” planteará que la psiquiatría se dedica a la
descripción de conductas perturbadoras y las nombra como enfermedades cuando
esto no puede ser probado científicamente, por lo que no serían verdaderas
enfermedades. Ya en esa época cuestionaba el sistema de construcción
diagnóstica de la Asociación Americana de Psiquiatría (DSM), donde a partir de
propuestas y votos se definía – y así se lo sigue haciendo- las enfermedades
mentales. En una conferencia que se encuentra en youtube se lo puede escuchar
en el año 2007 diciendo que cuando él estudiaba las enfermedades mentales eran
muy pocas y que en la actualidad ascendían a más de 300. Szasz denuncia a la
psiquiatría como modo de control del Estado.
En 1966 se publica
la tesis doctoral de Georges Canguilhem titulada “Lo normal y lo patológico”[11] que pega en el centro de
la idea de “normalidad”. Para Canguilhem la salud y la enfermedad no son
entidades que se disputan el dominio de un ser vivo, sino distintas condiciones
biológicas de un organismo. No existe una ciencia de “lo normal” sino ciencia
de las situaciones y condiciones biológicas llamadas “normales”. Para Canguilhem
no es posible primero crear la ciencia de la fisiología y luego derivar de ella
la patología; no es posible definir lo normal como un hecho y no todas las
diferencias entre lo normal y lo patológico son cuantitativas sino que también
las hay de calidad. La salud no es la verdad del cuerpo sino la verdad de
un cuerpo singular, no hay un universal de salud como verdad del cuerpo,
lo único universal de la salud es lo social.”La
enfermedad es la verdad del hombre, el síntoma es la verdad del hombre”. El
discurso higienista (que se presenta como un saber caracterizado por
prescripciones para proteger, asegurar y reforzar la salud) es básicamente una
ambición de control socio – política –médico, señalando que “la
salud pública se opone a la salud subjetiva”
Franco Basaglia[12] es reconocido como uno de
los padres de la desmanicomialización. Lo que no es tan conocido es en qué
sustentó su práctica cuestión que no es sin consecuencias al menos en nuestro
país, por lo que nos ocuparemos un poco más de su trabajo debido a la
influencia de sus presupuestos en muchas de las prácticas desmanicomializadoras
que lo utilizan como referencia, y en la Nueva Ley de Salud Mental . La
pregunta que nos guiará en este momento es ¿cómo entiende la cura?
Para Basaglia la lógica
de un mundo sano y otro enfermo va contra una lógica de un mundo con
multiplicidad de expresiones. La referencia a Jaspers en su
humanización del paciente, su intento de acercamiento y comprensión, el
cuestionamiento a la incomprensibilidad del esquizofrénico, marcaran un modo de
abordaje donde se desplazará la mirada del mundo a cómo el mundo se le presenta al
sujeto lo que da lugar a estructuras y modalidades diferentes con las cuales la
existencia humana se presenta en el mundo. La influencia de Binswanger,
Husserl y Heidegger no ocupan un lugar menor en este modo de entender
al humano.
Basaglia entiende
como fundamental la dimensión de encuentro que permita conocer la modalidad
existencial del enfermo no para evaluarlo y clasificarlo sino para conocerlo
a través de su psicología y las leyes particulares que la gobiernan
pudiendo observar al sujeto en su singularidad, fuera de la normalidad
compartida… como vemos hasta aquí
difícilmente se pueda afirmar que el Proyecto Basaglia sea homogeneizante. Plantea
dos momentos para la cura: (1) Comprensión y devolución de las potencialidades
existenciales (2) Compensación estructural. El objetivo de la cura será que el
individuo tome conciencia de sus perturbaciones y que pueda volver a la vida
social de la que fue rechazado.
En 1961 asume como
Director del Hospital Psiquiátrico de Gorizia realizando una experiencia de
desinstitucionalización:
-
Introduce
fármacos en los tratamientos (clorpromazina) promoviendo el distinguir aquello
que se relaciona con la enfermedad mental del deterioro producido por la
institucionalización
-
Reeducación
teórica y humana del personal
-
Reanudación
de vínculos con el exterior
-
Derogación
de barreras físicas (rejas, etc)
-
Apertura
de puertas (open door)
-
Creación
de un Hospital de Dia
-
Intenta
organizar el hospital a la manera de una comunidad terapéutica (grupos de
trabajo, club, escuela, elaboración de un periódico, vida de asamblea)
En Gorizia se afirma que los institucionalizados no
solo son los pacientes sino también los profesionales, por lo que se plantea
una deconstrucción de la comunidad terapéutica. Las reuniones grupales son como
un “lavado de cabeza al revés” donde se discute con los pacientes sobre la
exclusión y falta de derechos. Su posición antiterapéutica muestra una extrema
afirmación de la relación terapéutica[13] afirmando que “una
relación debería ser tanto más
terapéutica cuanto más problemática sea la situación que viene a crearse por lo
tanto, cuanto más alternativas estén presentes en el tipo de relación que se
instaura” “en el juego comunitario están las contradicciones reales que son
explotadas como posibilidades terapéuticas”. “El acto político reabsorbido como
acto puramente técnico debe volverse político” dado que en el actual contexto
social la ‘politización’ de la acción psiquiátrica sigue siendo aún “el único
acto terapéutico permitido”. Colucci y Pietrángelo señalan que para Basaglia la politización
es la única posibilidad de asumir la posición de testigo, de convertirse en
sujeto ético, de abandonar la posición de quien “sabe”. Sólo en el caso de que
la enfermedad sea puesta entre paréntesis “sólo desde ese momento, frente a esa
desnudez, es posible intentar el reacercamiento del enfermo y de la enfermedad,
antes de que una nueva ideología los recubra, escondiendo una vez más su
verdadera naturaleza”. La puesta entre paréntesis de la enfermedad hasta tanto
se cierren los manicomios, grito de lucha del movimiento desmanicomializador,
paradójicamente terminó recubriendo la pregunta por la singularidad del sujeto
que el propio Basaglia formulaba… y de eso él mismo se percató cuando surgió la
Ley que se la conoce por su nombre.
[1] Roberto
Espósito. “El dispositivo de la persona” Ed Amorrortu
[2]
Ibid, pag. 59
[3] Jacques
Lacan “La dirección de la cura y los principios de su poder” Escritos 2. Ed
Siglo XXI
[4] Jacques
Lacan. El Seminario 7: La ética del psicoanálisis. Ed Paidós
[5] Erwing Goffman “Internados” Ed
Amorrortu
[6] Michel
Foucault “Historia de la locura en la época clásica” Ed. Fondo de Cultura
Económica
[7] Franz
Fannon- “Los condenados de la tierra”. Ed. Fondo de Cultura Económica.
[8] Thomas
Szasz. “El mito de la enfermedad
mental” Ed. Amorrortu
[9] Michel
Foucault. “El nacimiento de la clínica”. Ed Siglo XXI
[10]
Michel Foucault “Las Palabras y las cosas”. Ed Siglo XXI
[11] Georges
Canguilhem. “Lo normal y lo patológico”. Ed Siglo XXI.
[12] Mario
Colucci – Pietrángelo Di Vittotio “Franco Basaglia”. Ed Perfiles
[13]
Mario Colucci – Pietrángelo Di Vittotio. Op. Cit.
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