De las relaciones del "nombrar para" con la Libertad

 


               “Ser nombrado para algo, he aquí lo que, para nosotros, en el punto de la historia en que nos hallamos, se ve preferir —quiero decir efectivamente preferir, pasar antes— lo que tiene que ver con el Nombre del Padre. Es bien extraño que aquí lo social tome un predominio de nudo, y que literalmente produzca la trama de tantas existencias. él detenta ese poder del "nombrar para" al punto de que después de todo, se restituye con ello un orden, un orden que es de hierro; ¿qué designa esa huella como retorno del Nombre del Padre en lo Real, en tanto que precisamente el Nombre del Padre está verworfen, forcluido, rechazado?; y si a ese título designa esa forclusión de la que dije que es el principio de la locura misma, ¿acaso ese "nombrar para" no es el signo de una degeneración catastrófica?” (Seminario 21, clase 19 de mayo de 1974)           

               A partir de lo dicho por Lacan, podemos señalar lo siguiente:

1)       La Forclusión o el Rechazo del NdP provoca el retorno de NdP en lo Real. En este punto conviene diferenciar Forclusión de Rechazo, en tanto que la primera hace referencia clara a las Psicosis, mientras el segundo puede ser entendido desde la Perversión en tanto apunta al rechazo de dar crédito al Otro rompiendo el compromiso del otro con el Otro, para privar al Otro.  La perversión apunta a reducir la creencia (los semblantes y las costumbres) a una forma vacía para producir la subversión del NdP  y erigirse como Amo del nombre, aquel que imaginariamente brinda existencia al Padre Primordial

2)       En el primer modo de utilización del Nombrar Para[1], Lacan hará referencia a que el niño ya no ocupa el lugar del síntoma de los padres sino que se instaura una nueva pere – versión: “la madre generalmente basta por si sola para designar su proyecto, para efectuar su trazado, para indicar su camino”; ella prefiere su camino y proyecto al amor al NdeP. En “Dos notas sobre el niño[2] Lacan afirmaba que: cuando no existe la mediación del NdP  “el niño queda expuesto a todas las capturas fantasmáticas; se convierte en el objeto de la madre y su única función entonces es revelar la verdad de ese objeto” ¿Esto qué implica? que el niño ya no funciona como metáfora de la No Relación sexual de la pareja teniendo como efecto que la familia no ordene lo real del goce a partir de un significante amo cualquiera, sino que lo real del goce es lo que ordena a la familia. Si el padre simbólico ha muerto o está herido muerte (tema a dilucidar) ¿esto no nos dirige en dirección al Padre Primordial?

3)       El segundo modo de utilización del “Nombrar para”, Lacan lo plantea no sin extrañeza: lo social opera como nudo, entramando distintas existencias, pero como número. “Unos solos” reclamando en los servicios sociales y la justicia reconocimiento y resarcimiento dentro de alguna nomenclatura que será insuficiente, buscando un modo de nombrarse que opere como refugio ante el malestar. “Unos solos” que en la actualidad se agrupan por supuesta “semejanza” a partir de diversas modalidades de gozar sucediendo lo que dice Osvaldo Delgado “puede haber un club de sadomasoquistas, pero el modo sintomático en el que cada uno arma su lazo es disgregativo del club de los sadomasoquistas”. El goce en tanto autista o autoerótico no hace lazo social, como sí lo posibilitan los semblantes.

¡Libertad!

               Henri Ray Flaud[3] considera que desprender la Ley de los Ideales es un proyecto que termina en el terror en tanto conduce a una Ley absoluta, tal es el caso de Maximiliem Robespierre, líder de la revolución francesa, quien crea el Comité de Salvación Pública en el período más violento de dicha revolución y en nombre de la lucha contra la “corrupción” manda a la guillotina a mas de una decena de miles de franceses y otras decenas de miles fueron simplemente asesinados sumariamente. Ante la Ley Absoluta de la “Honestidad” y la “Pureza”, cualquier persona era desmesuradamente criminal, especialmente si se trataba de un opositor. Una Ley absoluta liberada de los pactos y las servidumbres del significante sólo lleva al viejo Amo de la antigüedad, mas cercano al Padre Primordial que al simbólico.

               El discurso capitalista como deriva del discurso del Amo antiguo produce una trasmutación en la subjetividad en tanto dinamita la relación del I (A) (rasgo vacío, punto de acomodación del sujeto) con las creencias y los semblantes que orientan las identificaciones reduciéndolas en lo social a simples formas vacías. El último gran pacto común fue la “Carta de los Derechos Humanos”, como respuesta Holocausto de la II guerra mundial.

La ruptura del I(A) con creencias y semblantes tiene consecuencias individuales, sociales y políticas. Si el Nombrar a través de la matriz edípica lanzaba al sujeto al mundo orientado en los ideales, la preferencia del Nombrar para, produce la basculación de la Unicidad simbólica (I(A) + semblantes) hacia lo Imaginario (i(a)) mutando hacia la rivalidad especular y el autoerotismo.

               En los últimos años “mi cuerpo, mi decisión” fue un grito de guerra utilizado que marca un límite al Otro de la Ley respecto del principio de soberanía del cuerpo. En nuestro país dicho eslogan a virado a “Mi cuerpo, mi propiedad privada, mi decisión” conformando un doble axioma: la propiedad sobre sí mismo (soberanía) y la propiedad privada entendida como extensión del propio cuerpo (autoerotismo), planteándose discursivamente a la “Libertad” como Ley Absoluta donde cada quien puede hacer lo que quiera con su propiedad privada-cuerpo sin ningún tipo regulación simbólica a partir de un supuesto e imaginario “libre contrato” con los otros, que incluye todas las posibilidades como esclavizarse o esclavizar, vender /comprar partes del propio cuerpo a otro considerándose cualquier impedimento coartación a la “libertad”.

               “Mi cuerpo, mi propiedad privada (cuerpo) mi decisión” se conforma a la manera de un fractal – no dialectizable- que se repite en las distintas manifestaciones discursivas como punto que fija la cadena de significaciones, borrando el espacio intermedial de lo público constituido por el orden simbólico, para convertir cualquier referencia al Otro de la Ley y el Pacto Social en una perturbación al goce sin límites. El discurso en su rechazo al Otro simbólico plantea al Estado (que reemplaza el poder absoluto del Rey y del Amo antiguo) como ladrón en tanto perturba el autoerotismo de la propiedad privada.

               En nombre de la Ley Absoluta de la libertad afirmarse “Mi cuerpo, Mi Propiedad Privada, Mi Ley” sólo es posible a partir del sometimiento del cuerpo del otro y de los otros. En esta lógica el único “debate” posible es la rendición del “enemigo” en los propios términos o su consentimiento forzado. La “propiedad privada” se postula como “causa primera” de un supuesto “orden natural”, cuando siempre ha sido causa segunda. La condición humanasta muestra sobradamente que la causa primera históricamente ha sido el acto violento de apropiación de unos sobre otros (1) de la tierra mediante el uso del poder, acto original borrado, naturalizado al continuarse por la herencia y posteriores transacciones (2) del saber del trabajador, extraído por medio de la técnica para luego construir máquinas que lo reemplazen (3) de la renta a través de la explotación y/o servidumbre. Las constituciones y gobiernos democráticos, lo que se denomina peyorativamente “la política”, desde su surgimiento ha buscado equilibrar esa violencia originaria a veces con mejores resultados, otras con peores, en tanto los sectores que detentan el poder real prefieren direccionarse hacia el estatus originario, sea de forma democrática ocupando el poder o mediante la apropiación directa de los gobiernos como ocurriera en las dictaduras.

               Desde el discurso de la libertad como Ley Absoluta todo pacto simbólico reducido a una forma vacía perturbadora del “orden natural” de una sociedad. Los Derechos Sociales - tope al goce sin límites - son considerados productos de un “robo” al Amo convirtiendo discursivamente a sus beneficiarios en “ladrones” que viven de los impuestos a la “propiedad privada-cuerpo”, considerada “causa primera”. Se invierten significaciones y la “casta” ya no son los Amos, sino quienes se benefician de los derechos sociales junto a los “políticos” que crean leyes favorecedoras del “robo” para “repartir” “dinero ajeno”.

               Eric Laurent en su libro “el analista ciudadano”[4]  nos decía que “Los analistas tienen que pasar de la posición del analista como especialista de la des-identificación, a la del analista ciudadano” (…) “Los analistas han de entender que hay una comunidad de intereses entre el discurso analítico y la democracia. ¡Pero entenderlo de verdad! Hay que pasar del analista encerrado en su reserva y crítico, a un analista que participa, un analista sensible a las formas de segregación, un analista capaz de entender cuál fue su función y cuál le corresponde ahora.” No se trata de “nostalgia por el padre”, sino de estar advertidos que la caída de los semblantes en lo social nos lleva en dirección hacia el “padre primordial”, a un Orden de Hierro y sus consecuencias, en un camino inverso de la dialéctica Hegeliana que del ciudadano se dirige hacia el esclavo, del sujeto del deseo al de pura necesidad biológica.



[1] Lacan. Seminario 21, clase 19 de mayo de 1974

[2] Lacan, “dos notas sobre el niño”. Ed Manantial

[3] Henri Ray Flaud. “Elogio de la nada”. Ed Campo Freudiano- Paidós

[4] Eric Lauren. “El analista ciudadano” Ed Tres Haches


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