Argentina: el discurso autoerótico del poder

 


La Ilustración Oscura

               Dentro de los movimientos culturales de la nueva derecha alternativa mundial (alt-right) en los últimos años comenzó a tomar relevancia lo que se denomina “ilustración oscura”, especie de neofeudalismo donde los nuevos Señores Feudales serían los grandes grupos de poder multinacionales. El eje estructural de este movimiento es el cuestionamiento de la forma democrática de gobierno y los valores igualitarios (valores de la Ilustración), pero no todos, sólo aquellos que atentan contra las “libertades económicas”.

             Este movimiento se divide en dos “alas”, una de ellas la “dura” y la otra la “blanda”. Respecto de las llamadas libertades civiles dentro del “ala dura” la postura es conservadora (en ese punto se enfrenta a movimientos como los que favorecen la diversidad sexual) en cambio el “ala blanda” los aloja siempre y cuando no se pongan en juego dichas “libertades económicas”, no se discuta el cuidado del mundo (de verdad, no como eslogan) y la distribución de la riqueza. La nota irónica es que el fracaso de las teorías críticas en articular una política alternativa provocó que su arsenal de producciones intelectuales sea instrumentalizado al revés, en tanto la pluralidad de luchas emancipatorias se hicieron tan singulares que terminaron compartiendo algunas bases filosóficas del individualismo neoliberal.

                El filósofo Nick Land propone desde el “ala dura” que las formas de gobierno por venir se configuren como neo-cameralismo -un país es propiedad de una empresa y administrado como un negocio- suplantando los gobiernos por aparatos tecnológicos, políticas nacionalistas y valores sociales conservadores; en las alas más blandas se propone directamente la conservación del Estado Nacional como simulacro que permita la identidad del agrupamiento de las personas en determinados territorios (estados), pero que el gobierno directamente responda a las grandes corporaciones; son más liberales respecto a las personas pero neofascistas respecto del uso del poder. Esto no es una distopía, basta recordar que no hace mucho tiempo en plena Pandemia el diputado argentino Mario Negri se quejaba porque no se había llamado a un laboratorio para la confección de una Ley a su medida, dato que la mayoría tomó como humorada o una opinión tonta, sin caer en la cuenta de que este detalle al hacerse público permitía ubicar claramente cómo operaba el “ala blanda” del movimiento “alt – right”. En la actualidad con un Presidente radicalizado, es de público conocimiento la afirmación general de que el DNU - que aún está vigente por lo que rige la vida de los argentinos - directamente habría sido escrito por las empresas que se benefician con cada una de las leyes.

               Si en la Edad Media se decía que “el hombre estaba de cara a Dios y de espaldas al mundo” en la actualidad podemos afirmar que está “de cara a la red y de espaldas al mundo”. El crecimiento de las dos “alas” es imposible pensarlo sin la Red Virtual (herramienta de las grandes corporaciones) donde la lucha por la instauración de sentidos respecto del “malestar cultural” se vincula con los dispositivos y no con personas de carne y hueso; sentidos que se ofrecen a partir de los medios hegemónicos de comunicación definiendo la realidad a partir de ejércitos de constructores de memes y posteos financiados por los intereses políticos-económicos en juego.

El discurso autoerótico del poder


“el hombre trata de satisfacer su necesidad de agresión

 a expensas del prójimo, de explotar su trabajo

 sin compensarlo,

 de usarlo sexualmente sin su consentimiento,

 de desposeerlo de sus bienes, de humillarlo,

 de infligirle sufrimientos, de martirizarlo y matarlo”.

Sigmund Freud. "El malestar en la cultura"


               Desde el inicio de la campaña Presidencial Javier Milei ha empleado un discurso recurrente en la certidumbre que lo habita presentándose como “libertario” o “anarcocapitalista”. Múltiples interpretaciones han surgido de lo que dice otorgándole una variedad de significaciones a lo que en realidad permanece literal, no respondiendo muchas veces a los usos comunes del lenguaje.

El discurso Presidencial sólo puede ser interpretado desde su lógica interna; cualquier intento de hacerlo entrar en la cadena de significaciones y desplazamientos del llamado “sentido común” es vano. Nuestra “ilusión interpretativa” fracasa cuando se pretende significar palabras como “política”, “casta”, “gastos de la política” o “caja de la política”.

               El “anarcocapitalismo” – postura a la que Milei dice adscribir- ubica al ser humano en un momento anterior al pacto social que regula las relaciones entre las personas a través del llamado Contrato Social, origen de las Constituciones Nacionales y las leyes que devienen luego de la caída del poder absoluto de los monarcas; que tienen como objetivo regular las relaciones de poder. Si el hombre fuese naturalmente “bueno” y “libre”, el doloroso proceso histórico del pasaje de los regímenes monárquicos a las actuales democracias representativas que no son perfectas no hubiese sido necesario para mejorar la vida de las personas. Las democracias surgen con el objeto de que nadie detente el poder absoluto, sea el Rey o los actuales sectores de poder real.

               El postulado del que parte su discurso es: “Mi cuerpo, mi propiedad, mi decisión” conforma un doble axioma: la propiedad sobre sí mismo (soberanía) y la propiedad privada entendida como extensión del propio cuerpo, por ello la “libertad” sería hacer lo que se quiera con mi propiedad privada-cuerpo sin ningún tipo regulación a partir de un supuesto “libre contrato” con los otros que incluye todas las posibilidades que se les ocurra como esclavizarse o esclavizar, vender /comprar partes del propio cuerpo a otro considerándose cualquier impedimento como coartación a la “libertad”. El único delito sería el “robo” -en cualquiera de sus formas- a la “propiedad privada-cuerpo”. Para Milei el Mercado Existe (o mejor dicho lo hace existir desde su discurso); en su estilo mesiánico se ofrece como el Moisés, pero del Becerro de oro.

               “Mi cuerpo, mi propiedad privada (cuerpo) mi decisión” se conforma a la manera de un fractal – no dialectizable- que se repite en las distintas manifestaciones discursivas como punto que fija la cadena de significaciones, borrando el espacio intermedial de lo público para convertir cualquier referencia al Otro de la Ley en una perturbación al discurso autoerótico, lugar del enemigo que intenta regular ese goce sin límites. Para Milei el “Estado” es el “mayor ladrón” y por asociación casi todos aquellos que trabajan en él (para el cumplimiento de su función reguladora) comparten esa condición de perturbadores del autoerotismo de la propiedad privada, excepto la policía que se erige como guardiana de la propiedad privada-cuerpo, aunque debiera ser pagada por los interesados buscando ofertas en el mercado de la Seguridad Privada.

 ¿Por qué quien dice odiar “la política” que es la gran reguladora de las relaciones sociales se convierte en Presidente que es el máximo cargo político?  El mismo lo expresa en una entrevista reciente, entiende que su Misión es la destrucción del Estado “desde adentro”, lo que lo llevaría a erigirse como un verdadero Amo, con Su Ley convertida en Universal que sin pudor manifestara en Davos.

Mientras el discurso autoerótico iniciaba y terminaba en sí mismo siendo expuesto en los medios no había mayor problema, el candidato era un personaje televisivo disruptivo, excéntrico. Cuando se hace realidad el “sueño presidencial” el autoerotismo es forzado a dirigirse a los otros reales, y como no es dialectizable sólo quedan dos posibilidades:  consentir Su Ley o ser forzados a aceptarla, en la misma línea el Marqués de Sade afirmaba “tengo derecho de gozar de tu cuerpo, puede decirme quienquiera, y ese derecho lo ejerceré, sin que ningún límite me detenga en el capricho de las exacciones que me venga en gana saciar en él” … posición parecida al discurso histórico del capitalismo que encontró su límite en las revueltas obreras y en la construcción de las legislaciones, lo que es lo mismo decir, en la construcción del Estado.

Afirmarse en “Mi cuerpo, Mi Propiedad Privada, Mi Ley” sólo es posible a partir del sometimiento del cuerpo del otro y de los otros. En esta lógica el único “debate” posible es la rendición del “enemigo” en los propios términos. Las invitaciones al diálogo se realizan para que el otro y los otros consientan, y si no lo hacen el destino es el castigo y el goce que provoca su sometimiento. La “propiedad privada” se postula como “causa primera” del supuesto “orden natural”, cuando siempre ha sido causa segunda. La causa primera históricamente ha sido el acto violento de apropiación de unos sobre otros (1) de la tierra mediante el uso del poder, acto original borrado, naturalizado al continuarse por la herencia y posteriores transacciones (2) del saber del trabajador, extraído por medio de la técnica para luego construir máquinas que lo reemplacen (3) de la renta a través de la explotación y/o servidumbre. Las constituciones y gobiernos democráticos – lo que Milei denomina “la política”- desde su surgimiento han buscado equilibrar a través de las leyes el resultado de esa violencia originaria a veces con mejores resultados, otras con peores, en tanto los sectores que detentan el poder real prefieren direccionarse hacia el estatus originario sea de forma democrática ocupando el poder simbólico o mediante la apropiación directa del gobierno como ocurriera con la dictadura.

En “Su Ley”, los Derechos Sociales - tope al goce sin límites - son productos de un “robo”, por eso el “ajuste” económico recae sobre ellos en tanto se considera que quienes se benefician son “ladrones” que viven de los impuestos a la “propiedad privada-cuerpo” de los “argentinos de bien” o de “los inversores”. La “casta” serían aquellos que se benefician de los derechos sociales junto a los “políticos” que crean leyes favorecedoras del “robo” para “repartir” “dinero ajeno”. En esta lógica el trabajo sería solo un “gasto variable” sujeto a las leyes del mercado (una mercancía) por lo tanto una fuente más para que el empresario dueño de su “empresa-cuerpo” pueda reducir costos mejorando su “competencia” aunque lo fundamental es maximizar su ganancia. Si alguien ofrece su saber en el mercado laboral, los contratos deberían ser “libres, entre iguales”, sin “obstáculos”. Si el trabajador pretende cobrar un salario donde el empresario “pague” un salario apropiado y parte de su Seguro Social, Jubilación, Vacaciones, es considerado “un argentino que no es de bien”, un ladrón, de igual forma que los sindicatos que funcionarían como asociaciones delictivas que buscarían chantajear a los “argentinos de bien” para robarles parte de su propiedad-cuerpo repartiendo el producto del delito entre sus “secuaces”.

Observamos desde los inicios de la campaña como la voz del Profeta de la Libertad ganaba espacio y poder mediático. Con la asunción de la Presidencia ya no solo es una voz en los medios, sino que se convierte en el Instrumento concreto de la restitución - según su lógica - de un supuesto orden natural que en realidad oculta la violencia originaria en virtud de cristalizar en el poder a quienes la cometieron o cometen. Cada acción está destinada a poner tensión y transgredir la lógica constitucional y la representatividad democrática señalando como corrupción cualquier límite que se intente construir, y corrupto a quienes los propongan o sostengan en tanto limitan “la libertad” de los “argentinos de bien” o “las multinacionales de bien” que tienen el derecho a ejercer el poder sobre su propiedad-cuerpo como quieran.




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