Freud y el Sprachapparat (aparato de lenguaje)

 

           Cuando trabajamos con sujetos que rechazan el lenguaje o han accedido al mismo de una forma singular sucede que aquello que que al comienzo resulta incomprensible con el tiempo ya no lo es tanto, y nos damos cuenta de que aun inmersos en un estado que suponemos de desconexión somos sorprendidos por distintas situaciones que nos interpelan en el saber. Alguna vez trabajando con equipos de distintas disciplinas utilizaba como metáfora el cuadro de la Afasia para explicar que, porque alguien no hable, no escriba e incluso no tenga control sobre su cuerpo, no quiere decir que no entienda, cuestión que quienes han trabajado con dichas problemáticas pueden dar cuenta, y quienes no lo han hecho se les dificulta pensar en tanto ir al encuentro de lo real y desemejante no es algo sencillo. La metáfora que comencé a utilizar con docentes, cuidadores, kinesiólogos, acompañantes, talleristas, etc. no era casual. Por un lado obedecía a lo que una vez un paciente luego de años de trabajo en su recuperación por una ACV atroz pudo decir sobre todo ese tiempo: “que la radio esté rota no quiere decir que no haya señal”, haciendo referencia a que aunque su cerebro no le respondía todos esos años había estado conectado sin darle señales a otro de que él estaba ahí, como si el lenguaje fuera un órgano propio mas allá del cerebro, como diría Lacan en “Mi enseñanza”, “El lenguaje descansa como una araña en el cerebro” donde ubica que el lenguaje parasita lo humano; a lo que agregaríamos la respuesta a Chomsky en el Seminario 23 donde dice Pensamos que pensamos con nuestros cerebros, pero personalmente yo pienso con mis pies. Esa es la única manera por la que puedo entrar en contacto con algo sólido. En ocasiones pienso con mi cabeza, como cuando choco con algo. Pero he visto suficientes encefalogramas para saber que no hay indicios de pensamiento en el cerebro” 

          Pero no es bueno comenzar por el final ya que con esto de leer siempre lo último tenemos el problema de descartar lo anterior sin conocerlo, aunque tranquilamente puede ser incluido. De allí que considero oportuno volver a textos como el escrito 1891 por Sigmund Freud, poco conocido por muchos psicoanalistas, titulado “las Afasias”, donde revisa la teoría neurológica de esa época para desarrollar algunos conceptos novedosos que posteriormente encontraremos en el cuerpo de la teoría psicoanalítica, especialmente en su concepción de las representaciones palabra y cosa retomadas en la Metapsicología. 

          En el texto podemos observar cómo el punto de partida de la construcción del edificio Freudiano es el estudio de los trastornos del lenguaje y sus distintas evoluciones a lo largo del tiempo. En “las Afasias” Freud se pregunta ¿Cómo se constituye la representación? ¿es correcta la teoría de la localización cerebral para explicar el lenguaje? ¿Qué es lo psíquico? Partiendo del análisis de las parafasias, - que podremos relacionar con el clásico “Psicopatología de la vida cotidiana” - Freud decide cuestionar las hipótesis sobre localización anatómica de centros cerebrales y haces de conexión, dando inicio a la construcción de la arquitectura freudiana, tema por demás actual. 

          En función de los recortes que convienen al desarrollo de este trabajo, comenzaremos por cómo define a las parafasias. Dice que ellas son como un “trastorno del lenguaje en el cual la palabra apropiada es reemplazada por otra menos apropiada, la cual, no obstante, conserva aún cierta relación con la palabra correcta”[1] encontrándose presente en lesiones cerebrales, pero también en la cotidianeidad de la vida de cualquier persona. Dentro de sus referencias considera la hipótesis de Allen Starr sobre los “procesos difundidos”[2], quien al investigar las causas anatómicas concluye que si bien pueden encontrarse en lesiones focales, también es un síntoma que podría ser producido por una multiplicidad de lesiones no ubicables dando por tierra con el esquema de Wernicke. Con Watterville[3] avanzará aún más para afirmar que “no debemos buscar el sustrato fisiológico de esta actividad mental en esta o aquella parte del cerebro, sino que tenemos que considerarlo como el resultado de procesos difundidos ampliamente en el cerebro”; la puerta de la diferencia entre lo psíquico y lo fisiológico se abría, junto a la pregunta por el lenguaje. 

          Freud entenderá al lenguaje como un Aparato (Sprachapparat) pero no dará por segura su ubicuidad en algún lugar específico del cerebro afirmando que el problema de cómo se representa el cuerpo excede a las consideraciones básicas que hasta ese momento se tenían a partir de la teoría de las localizaciones, para ello no era posible una respuesta sencilla porque se trataría de una cuestión compleja. No estaba equivocado; en la actualidad no se han podido dar razones de cómo desde una cierta cantidad de elementos es posible lograr una representación total de un cuerpo, un “yo”; mientras que las hipótesis epigenéticas demuestran que en los genes no se encuentra el destino psíquico del hombre sino en otro tipo de procesos que no pueden ser explicados cabalmente. 

          En tiempos del joven Freud, Wernicke y otros habían cuestionado profundamente las tesis de Meynert respecto del proceso de proyección del exterior al interior a través de las vías nerviosas que culminaban en la conformación de la representación. Freud no dudará en afirmar que el principio rector sería de corte funcional y no topográfico[4] descreyendo a su vez de la teoría los detractores de Meynert donde afirmaban que en centros corticales específicos se encontraría la imagen de la palabra (concepto o impresiones)  y afirmando que “la relación entre la cadena de los sucesos fisiológicos y los procesos mentales probablemente no sea de causa y efecto (…) El proceso psíquico es, por lo tanto, paralelo al fisiológico, un ‘concomitante dependiente’”… precursor del planteo del Proyecto de Psicología para neurólogos donde definirá un segundo Aparato, el Psíquico, preguntándose sobre cómo las cantidades de excitación hacían su pasaje a la cualidad, característica de lo psíquico y de la conformación de un “Yo”. 

          Freud se plantea un Aparato del Lenguaje sin vías aferentes y eferentes propias, de allí que piensa la Disartria (problemas en la articulación de palabras) y la Anartria (incapacidad de articular palabras) como dificultades motoras producto de lesión[5]. Si le sumamos las afirmaciones anteriores donde consideraba la lectura y escritura como nuevas adquisiciones a partir del “lenguaje originario” siendo imposible que “una lesión orgánica provoque un deterioro que afecte la lengua materna[6] podemos entender el lugar distintivo que ocupará la palabra por sobre las cosas. Al ser “unidad funcional del lenguaje” la piensa como un “concepto complejo constituido por elementos auditivos, visuales y cinestésicos”; las lesiones pueden dañar alguno de sus elementos constituyentes: “la imagen sonora”, “la imagen visual de la letra” y las “imágenes e impresiones glosocinestésicas y quirocinestésicas”[7] 

          Resulta obligatorio preguntarnos ¿qué entiende Freud por “lenguaje Originario?” porque este sería condición necesaria para que pueda surgir la lectura y la escritura, por lo que no es conveniente asimilarlo rápidamente al lenguaje como estructura gramatical sino ubicarlo del lado de la lengua materna externa al sujeto, pero que para que el sujeto pueda apropiarse de la misma una serie de operaciones lógicas deben suceder. 

          Si el lenguaje es externo al sujeto, diríamos que proviene del Otro. El planteo que realiza Freud con relación a su adquisición y en función del texto que escribe como neurólogo, puede ser leído como evolutivo y sustentado en la patología, lo que a su vez nos permite hacer nuevas lecturas. 

          Respecto del lenguaje afirmará o siguiente:

 

-        Si se parte de la posibilidad de emisión sonora “Aprendemos a hablar a partir de asociar una imagen sonora de palabra con una impresión de la inervación de la palabra. Cuando hemos hablado estamos en posesión de una imagen cinestésica de la palabra”. El lenguaje que se constituye es propio (no común) a partir de sonidos y fonemas que pueden ser un signo para quien los emite, pero no implica necesariamente comunicación

 

-        “Aprendemos a hablar el lenguaje de los otros mediante el esfuerzo por adecuar todo lo posible la imagen sonora producida por nosotros a la que ha servido de estímulo para el acto de inervación de nuestros músculos del lenguaje; es decir aprendemos a repetir”. Claramente la palabra es arbitraria y nada tiene que ver con la cosa.

 

-        “Aprendemos a deletrear asociando las imágenes visuales de las letras con nuevas imágenes sonoras que inevitablemente recuerdan sonidos de palabra ya conocidos”

 

-        “Aprendemos a leer conectando recíprocamente de acuerdo con ciertas reglas, una sucesión de impresiones de inervación de la palabra e impresiones cinestésicas de la palabra percibidas al enunciar individualmente las letras”

 

-        “Aprendemos a escribir reproduciendo las imágenes visuales de las letras con la ayuda de las impresiones cinestésicas recibidas de la mano (impresiones quirocinestésicas hasta que obtenemos imágenes idénticas o similares”

 

-        En los casos de lesión orgánica el aparato se ve forzado a “volver hacia modos de asociación primarios pero seguros, aunque más engorrosos”[8]

 

          La idea o concepto del objeto con el cual la palabra se asocia tiene sus propias complejidades ya que sería otro proceso de asociaciones integrado por diversas impresiones visuales, auditivas, táctiles, cinestésicas y otras. La idea del objeto no es cerrada sino abierta ya que existe la posibilidad de añadir una serie de nuevas impresiones a la cadena asociativa; en cambio la palabra se nos presenta como un cerrada aunque pasible de extensión. En la siguiente figura podemos observar cómo Freud piensa la relación entre las asociaciones de objeto y la palabra; los círculos no representarán centros cerebrales específicos, sino más pretenden poner a la vista las asociaciones de distintos elementos, por lo puede considerarse un Grafo. Este esquema lo encontrarán en uno de los apéndices de la Metapsicología.

 

 

          Figura 1

         

El Nebenmensh

 

          En 1895 Freud escribe su “Proyecto de Psicología para Neurólogos”, que fuera publicado en 1950 luego de su fallecimiento, donde pueden encontrarse muchos conceptos que se pondrán en juego en la arquitectura del psicoanálisis. Como se habrá dado cuenta estamos partiendo de textos escritos por Freud que en la época de Freud eran desconocidos porque intencionalmente no fueron dados a difusión pero operan como base para intelecciones posteriores

 

          A partir de algunos recortes pensaremos la constitución del sujeto y los problemas en el proceso de subjetivación en el autismo y otras nomenclaturas. Una de las primeras cuestiones es cómo se produce el pasaje entre del Aparato de lenguaje al Aparato psíquico, donde uno de los conceptos fundamentales para esta articulación es el “Complejo del Semejante”. No es sin el Otro que el sujeto se constituye.

 

          ¿Cómo lo presenta Freud? “Supongamos ahora que el objeto que brinda la percepción sea parecido al sujeto, a saber, un prójimo. En este caso el interés teórico se explica sin duda por el hecho de que un objeto como este es simultáneamente el primer objeto-satisfacción y el primer objeto hostil, así como el único con poder auxiliador. Sobre el prójimo, entonces, aprende el ser humano a discernir”. Llama la atención cómo define lo siguiente “Es que los complejos de percepción que parten de ese prójimo serán en parte nuevos e incomparables -p.ej.,sus rasgos en el ámbito visual-; en cambio , otras percepciones visuales -p.ej. los movimientos de sus manos- coincidirán dentro del sujeto con el recuerdo de impresiones visuales propias, en un todo semejantes, de su cuerpo propio, con las que se encuentran en asociación los recuerdos de movimientos por él mismo vivenciados. Otras percepciones del objeto además- -p.ej si grita- despertaran el recuerdo del gritar propio y con ello, de vivencias propias de dolor. Y así, el complejo del prójimo se separa en dos componentes, uno de los cuales se impone por una ensambladura constante, se mantiene reunido como una cosa del mundo (als Ding Beisammen leibt), mientras que el otro es comprendido por un trabajo mnémico, es decir puede ser reconducido a una noticia del cuerpo propio. A esta descomposición de un complejo perceptivo se llama a su discernimiento; ella contiene un juicio y halla su término cuando alcanza la meta.”[9]

 

          Mas adelante encontraremos algunas aclaraciones que son más que importantes y que puede suponerse que en el uso de la traducción se ha pasado por alto una cuestión que no es menor si leemos el Proyecto desde otro lugar: “Al comienzo de la operación del juicio, cuando las percepciones interesan por causa de su posible vínculo con el objeto-deseo y sus complejos se descomponen en una parte inasimilable (la cosa del mundo) (einen unassimilierbaren Teil -das Ding-)  y una consabida para el yo por su propia experiencia (propiedad, actividad) -lo que se llama comprender-,( einen dein Ich aus eigener Erfahrung bekannten -Eigenschaft, Tätigkeit- )  se producen dos enlaces para la operación del lenguaje. En primer lugar, se encuentran objetos -percepciones- que lo hacen gritar a uno porque excitan dolor, y cobra enorme sustantividad que esta asociación de un sonido (que también incita imágenes del movimiento propio) con una (imagen)percepción, por lo demás compuesta, ponga de relieve este objeto como hostil y sirva para guiar la atención sobre la (imagen)percepción.

 

          De la comparación entre la traducción al castellano utilizada con la versión alemana del Proyecto, se desprende que Strachey utiliza en dos oportunidades “das Ding” como “la cosa del mundo”. En el primer caso cuando se refiere al Nebenmensch nombra dos componentes: la cosa (del mundo) que impone una ensambladura constante puede ser leída como el “yo” en su materialidad y lo que denomina “noticia del cuerpo” (placer – displacer) aquello que es accesible por el trabajo mnémico. ¿por qué importa en este caso que se traduzca como “cosa del mundo”? porque la relación del concepto de ensambladura o reunión, a decir de Heidegger[10], es el origen histórico de Ding.

 


           En la segunda ocasión hay algo distinto en tanto lo que se denominaba “ensambladura constante” del Yo se desarticula cuando se refiere a la operación del juicio y la aparición del lenguaje. Los complejos se descomponen en dos partes, una de ellas es inasimilable denominándola nuevamente “la cosa del mundo” cuando lo más ajustado sería “la cosa en si” en tanto se relaciona con lo incognoscible y no simbolizable (objeto perdido); por otro lado queda el Yo ubicado como lo cognoscible por propia experiencia, capaz de comprender. Si nos referimos al trabajo de Heidegger sobre la cosa, podíamos pensar el ensamblaje con el modelo de la jarra[11] como cosa que se conforma alrededor del vacío, en este caso lo inasimilable. Con Lacan, a la altura de su Seminario 9, podríamos pensar esto mismo a partir de la topología del Toro.

  


           En el texto de “Las afasias” Freud define que la unidad de la función del lenguaje es la palabra, conformada de forma compleja por dos elementos: La Idea o Concepto cuya referencia son las distintas impresiones que se producen con relación al encuentro con el objeto, y la palabra que viene del lenguaje. En el Proyecto de Psicología hace su aparición bajo distintos nombres algo inasimilable que podríamos denominar real, sobre lo cual seguirá avanzando en cartas y escritos (especialmente en la metapsicología); Jacques Lacan distinguirá claramente el Das Ding inasimilable para dar nombre a lo Real.

 

La Carta 52

 

          La correspondencia entre Freud y Fliess también fue publicada en los años 50, sucediendo lo mismo que con los textos anteriores, fueron desconocidos hasta después de la muerte de Freud aunque dieran cuenta de algunas encrucijadas y opciones que Freud tomaría y abandonaría más de una vez. Una de las cartas que vemos emerger – sin ser nombrada- en distintos momentos de su escritura es  la denominada “Carta 52”, donde realiza un planteo de Aparato Psíquico a partir de la idea de distintas transcripciones que se reordenan por nuevas retranscripciones en un arco que va desde la percepción a la Conciencia. Este breve texto ha sido unas referencias ineludibles para pensar y repensar el psicoanálisis, incluso Jacques Lacan lo cita en distintas oportunidades desde el comienzo al final de su enseñanza.

 

          ¿Qué encontramos en esta Carta que luego de diversas lecturas aún continúa siendo actual?

 


           Es muy interesante tomar algunas cuestiones de los recortes trabajados para intentar alguna articulación que pueda servirnos. 

          En P se genera la percepción, no importa si es “exterior” o “interior”, lo que importa es que no hay huella en este sistema. 

          PS es el lugar de la primera transcripción, el Signo Perceptual que implica la huella de la pérdida de P introduciendo una primera negatividad. No es susceptible de conciencia, es un puro corte. También podría definir que PS es el punto de partida del Nebenmensh y que al articularse por simultaneidad -concepto que desarrollaremos un poco mas adelante- asume la forma de distintos signos del objeto (sonoro, visual, táctil, etc) que aún no conforman lo que sería la “representación de la cosa”. Si señalo este punto es porque adquiere una gravitación importante el pensarlo como enjambre de signos que no se encuentran articulados a ningún simbólico 

          IC Es la segunda retranscripción. En ella las huellas corresponden a Conceptos inasequibles a la conciencia. Es el lugar donde podemos ubicar la representación de la cosa (concepto) y lo inasimilable de la cosa en sí, articulado de un modo distinto, ya no por simultaneidad exclusivamente, sino por causalidad. Es interesante observar que el concepto implica una articulación de los signos perceptuales. 

          Prcc. En tercera retranscripción aparece la representación palabra y es coincidente con el “Yo oficial” donde existen ciertas reglas. La Conciencia-pensar secundaria es de efecto posterior en el orden del tiempo, anudada a la reanimación alucinatoria (en ausencia del objeto) de las representaciones palabra careciendo de memoria.

 

          Es interesante ubicar dos cuestiones. (1) El Nebenmensh lo podemos ubicar entre PS y Prcc. (2) Si no se produce a transcripción de un estado a otro, Freud lo denomina “represión”.

 

El dibujo del peine

 


 

          Llegó el momento de comenzar con textos publicados que siempre estuvieron al alcance de todos, comenzaremos con el año 1900 donde Freud escribe “La interpretación de los sueños” y nos orientaremos en base a lo que estamos trabajando, tratando de no desviarnos con otros conceptos que harían imposible que no se embrolle el asunto. 

          En el capitulo VII plantea el conocido esquema de la regresión donde podemos localizar una nueva vuelta de las Inscripciones, modos de Asociación y transcripciones que sin dudas nos será útil. En primer lugar nos dice que “nuestras percepciones se revelan también enlazadas entre sí a la memoria, sobre todo de acuerdo con el encuentro con la simultaneidad que en el momento tuvieron. Llamamos asociación a este hecho” Como la percepción no tiene memoria, Freud dirá que es necesario introducir lo que denomina fijación que será diversa de acuerdo con el tipo de inscripción. (1) simultaneidad /contigüidad (2) analogías/semejanzas (3) causalidad. 

          Se desprende de Freud que Simultaneidad y la Contigüidad son “primeras” estando al nivel de Signo Perceptual, no articuladas, que se configuran como cortes puros no representativos de distintos elementos visuales, auditivos, motores, táctiles. A partir de la inscripción de estas, si es que se dirigen al Semejante, puede constituirse el sprachapparat o aparato del lenguaje. La lectura que iremos realizando incluye ejemplos clínicos ilustrativos que se aclararán más adelante con los aportes de Lacan, pero merece la pena comenzar a ubicar desde el inicio algunas cuestiones, máxime teniendo en cuenta que es en función de las distintas vueltas de las teorizaciones desde donde sustentamos la práctica clínica y en el caso de la propuesta del libro, los diseños artísticos artesanales en el abordaje del autismo y otros pathos. 

Simultaneidad: 

          La inscripción se produce en un encuentro contingente donde un hecho queda “fijado sin responder a la temporalidad o racionalidad, aunque de alguna manera la inaugura como marca, signo, teniendo en cuenta los distintos componentes que hace a “la cosa del mundo” aunque aún no exista diferenciación del yo con el mundo en tanto no hay posibilidad de representación, sí de inscripción y posterior transcripción. 

          Para dar una idea de cómo podemos entender este primer tipo de inscripción me remito a una experiencia personal. En el año 1978 mi hermano Roberto realizaba de forma voluntaria actividades de música en un cottolengo. El objetivo era diversión y baile dada su habilidad con el acordeón y el vínculo que tenía con el lugar en función de que allí trabajaba la esposa del hermano de su novia. Tiempo de la conscripción en la ciudad donde uno de los compañeros, Carlos Pujol, dado que era de Buenos Aires en los francos venía a mi casa. A él le interesaba la discapacidad y comenzó a acompañar a mi hermano durante dos meses ya que luego fue trasladado a Buenos Aires. Fueron 4 domingos donde al espectáculo común Carlos le aportaba un modo particular de baile, el Kasachok, danza Cosaca muy vistosa donde el bailarín con los brazos cruzados se agacha para quedar en una pierna e ir cambiando, una y otra vez, lo que provocaba una alegría, alboroto y hasta cierta excitación motriz en las internas. Ese Baile llamó especialmente la atención de una de las niñas, que a diferencia de la mayoría manejaba un lenguaje rudimentario. Eliana comenzó a decir “Carlos baile ruso” para aplaudir y entrar en júbilo.  En el año 2014, por esas cosas de las redes, Carlos y mi hermano vuelven a entrar en contacto, lo que derivo con el tiempo en que se visiten, luego de 38 años de estar desconectados por la distancia, esto a su vez llevó a realizar a pedido de Carlos (quien en la actualidad trabaja como acompañante terapéutico) una visita al cottolengo lugar donde trabaja la esposa de mi hermano. Al ingresar a la sala general, ya no con 20 años sino con 60, lo primero que sucedió tomó por sorpresa a todos: Eliana que ya no era niña al ver que entraba Carlos se acercó y dijo “Carlos baile ruso”, para entrar en júbilo como hacía tiempo no sucedía. 

Contigüidad: 

          La inscripción se produce por medio de aquello que se conecta “a continuación” en forma espacial, temporal o espaciotemporalmente. Este modo de inscripción tiende a complejizar situaciones simples permitiendo producir determinados movimientos. Como modalidad de intervención se utiliza a menudo en los dispositivos artísticos artesanales que desarrollaré más adelante, especialmente en el autismo de Kanner (o similares), partiendo de un circuito o iteración localizada. De igual manera operar en la contigüidad es una herramienta común en la clínica individual en tanto posibilidad de producción de algo novedoso. Veamos algunos ejemplos clínicos. 

          Karina tiene 22 años y un diagnóstico clásico de autismo de Kanner. Participa en un Centro de Día para severos y profundos con todo lo que implica respecto a la necesidad de asistencia para alimentarse y otras cuestiones de lo que en salud se denomina “vida cotidiana”. Toma los objetos y no los suelta, los sujeta contra su cuerpo. Dada la relación que establece con el terapeuta, le permite con un poco de resistencia que este le quite una pelota y después se la devuelva, con el tiempo se instala un pequeño juego de pelota, donde el terapeuta se la da, ella se la devuelve; luego a corta distancia el se la tira, ella la toma y se la tira para reír junto al circuito que se ha instalado. La aparición de este espacio medial entre Karina y un otro permite que en ese pequeño espacio comienzan a suceder otras cosas, como por ejemplo tomar los cubiertos para intentar alimentarse sola, lo que es tomado por el terapista ocupacional para poder comenzar a realizar algunas cosas en ese espacio que se ha instalado. Un hecho contingente permite instalar un pequeño juego, ese pequeño juego permite que Karina comience poco a poco a hacer lo que nunca había podido lograr en la escuela especial y en los distintos tratamientos conductuales realizados: comer sola e intercambiar objetos, lo que es tomado por el Equipo de trabajo del Centro de Día para trabajar en ello. 

          Carla llega al Centro de día, se sienta en una esquina con un conjunto de objetos a su alrededor, mete sus manos en la boca de tal manera que lastima tanto sus manos como su boca. No admite ningún desplazamiento, si los coordinadores o asistentes pretenden que se mueva hacia otro espacio comienza a gritar y arrojar objetos con mucho enojo. La preocupación del equipo es importante mas que por su negatividad a desplazarse por lo que sucede con sus manos y su boca, ya lastimada, lo que puede obligar a que se la tenga que contener con otros medios. En una primera intervención Carla pasa de meterse las manos en sus agujeros a meter un trapo en el cuerpo de una muñeca sin brazos ni cabeza, en el tronco agujereado donde hilvana una y otra vez, de los agujeros de su cuerpo se desliza a los agujeros de la muñeca corriendo el borde. Mientras realiza de forma continua la maniobra observa y esta atenta a lo que sucede a su alrededor, pero se niega a desplazarse a los espacios de taller. La segunda maniobra fue un carrito con soga donde ella pone sus objetos y comienza a desplazarse con ellos hasta los espacios de taller, participando a condición de que dichos objetos estén cerca de ella. 

Analogías /Semejanzas: 

          La inscripción por analogías /semejanzas permite reunir los elementos dispersos del anterior par de inscripciones a partir de marcas comunes a efectos de integrarlas y poder acceder a una nueva transcripción (Icc) que sería la representación de la cosa (del mundo) - concepto. 

          Es una lógica distinta donde se encuentra al Semejante como auxiliador hacia donde se dirigen los complejos de percepción adquiriendo significación a partir del Lenguaje en lo que Freud denomina como “ensambladura constante”. 

          Esta nueva “transcripción” es nodal para pensar la ineficacia con relación a algunas estrategias típicas que son comunes en las escuelas especiales o en algunas terapéuticas conductuales donde se cree que el uso de pictogramas es fundamental para el autista, desconociendo que este uso solo es posible si entendemos que el pictograma en sí es un lenguaje y que si el sujeto rechaza el lenguaje (que no es lo mismo que rechazar el habla) por más pictogramas que se utilicen de poco servirá. 

          Las analogías y semejanzas se encuentran dentro de la lógica donde es posible realizar una identificación (en el sentido de identificar un objeto por semejanza a otro, por ejemplo, la representación taza) o una serie o colección que sustituyen a la cosa. Si no se ha conformado la posibilidad de una oposición significante básica constituyente del lenguaje en sus diversas formas de expresión y representación oral o gráfica, el uso de pictogramas no tiene sentido más que para quien los utiliza que cree (y es a nivel de la creencia) que sirven. 

Causalidad 

          ¿Qué es lo que hace por ejemplo que veamos fuera del cuerpo aquello que sucede dentro del cuerpo, como ser la imagen que el ojo produce a partir de la luz y que nos permite manipular las cosas del mundo? La causalidad no implica solamente una cuestión de causa-efecto. Antes que nada, se trata del tipo de transcripción que permite ubicar fuera del cuerpo aquello que sucede en el cuerpo, lo que implica entre otras cosas poder – hacer en el mundo.



[1] Sigmund Freud. “La afasia” pag 37 (edición en pdf disponible en la web), 1891

[2] Ibid. Pag 30

[3] Ibid. Pag 33

[4] Op. Cit. Pags 68 - 69

[5] Op. Cit. Pag 86

[6] Op. Cit. Pag 74

[7] Op. Cit. Pags 86 - 87

[8] Op. Cit. Pags 87 - 90

[9] Sigmund Freud. Proyecto de Psicología para Neurólogos, pag 276-377, AE I

[11] Ibid

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