El objeto: barrera y traba al sentido


(bajorelieve de Lilith)


• La voz de Lilith lo seduce, no lo deja dormir, le ordena continuamente erotizarse y masturbarse. Comienza a dibujarla una y otra vez. La voz de Lilith desaparece.


• Camina por la plaza y una señora mayor sentada sola en un banco lo mira a los ojos ¿por qué lo mira? ¿pensará que él es homosexual?. Escribe una poesía donde dice de ella en ese mismo banco, tomada de las manos de un señor mayor, mirándose enamorados. No piensa mas en ella, solo en su poema de dos amantes en la plaza.

• Cada vez que habla con alguien desintegra a ese alguien, asume y absorbe su personalidad, por eso prefiere estar sola. Dice que si mira una foto esto le sucede con la foto pero que no es malo ya que la persona está ausente, se convierte en la de la foto pero sin disolverla porque están en distintos lugares. Como artificio lleva una imagen de una artista en su cartera y puede circular lpor a ciudad... cuando algo de esto le sucede, saca su billetera, mira la imagen y se enfoca nuevamente.

El objeto

En cada uno de las breves viñetas podemos observar una producción, determinada por un objeto que no ha sido cortado del cuerpo, no capturado por el significante, pero que en los distintos relatos podemos notar que se orientan en un esfuerzo de localización y –por qué no- de escritura posible. En los casos clínicos - en especial en las enfermedades de la mentalidad- el inconciente se encuentra “a cielo abierto” y el objeto a en su multiplicidad es para el analista fácilmente ubicable. Si prestamos atención a los relatos, encontramos cómo una especie del objeto a en ocasiones se trata desde otra lo que verifica que no nos encontramos ante un solo objeto y que la perspectiva de Lacan donde plantea al objeto como consistencia lógica es inclusiva y no excluyente de las distintas especies, como lo asevera Jacques Alain Miller en “Iluminaciones profanas” . El objeto a del nudo Borromeo no es el del Seminario X, tampoco el del XVI, pero los incluye en tanto articula los tres agujeros en el inconciente: el objeto perdido que no está allí, el agujero en la pregunta fálica y el agujero en el goce del Otro que no existe.

Para avanzar en la pregunta sobre las relaciones entre objeto, palabra y pensamiento es importante recordar la diferencia que Jacques Lacan establece con el lingüista Noam Chomsky y que encontramos en el cap. II del Seminario XXIII. Mientras Chomsky piensa el lenguaje del lado del Organon, como un órgano-herramienta más del cuerpo; Lacan plantea a la libido – y no el lenguaje - como órgano incorpóreo que excede los límites del organismo. La condición del lenguaje será la ligadura a lo que agujerea lo real, operandose a partir de este agujero para capturar lo real a costa de la división del sujeto. Podemos pensarlo desde el Seminario 11 como desde el borde producido por el corte la pulsión se dirige al Otro y en su retorno constituye un sujeto… al dirigirse al Otro lo encuentra tachado por lo que sobre el final del recorrido el Sujeto se encuentra barrado. El objeto, nuestro objeto a es producto del corte, hace hablar. En la misma clase, cuestionará la consistencia de la creencia de abordar el lenguaje desde el lenguaje, dado que conduce a la imposibilidad de pensar en el corte que siempre será real, aunque no por eso esta creencia dejará de ser compatible con la imaginación, a la que incluso constituye.

El corte asume importancia de fundamento con relación a los planteos de Chomsky y la cibernética, donde algunos de los tratamientos que se ofrecen basados en el lenguaje metafórico, plantean un lenguaje donde las sustituciones se suceden en un circuito totalizador, imaginario, sin tope, e incluso basado en universales. La pregunta a realizar sería ¿Qué metaforiza la metáfora? Si una metáfora se trata desde otra metáfora el proceso no termina nunca porque se plantea un lenguaje – órgano que prescinde del objeto tal como lo entiende el psicoanálisis.

En su curso de 2006 – 2007 Jacques Alain Miller plantea que el objeto a hace “obstáculo a lo imaginario , ya sea en una dirección centrípeta, como una traba al sentido, ya sea en una dirección centrífuga, como una barrera al espacio de la visión (como atestigua su carácter no especular)” Cuando el nudo se desarma soltándose el imaginario, nos encontramos con la errancia del objeto a no encontrándose ya como “huesobjeto”. Comienza el trabajo que parte desde la deslocalización del goce a la localización del goce en el Otro, por vía del delirio o algún otro tipo de parche que funcione como obstáculo. Es el objeto en juego el que, en la medida en que pueda ser “trabado”, condiciona palabra y el pensamiento. El objeto a como traba es algo que se sostiene en el nudo Borromeo.

Si bien Freud no disponía del nudo, plantea que cuando estalla la psicosis “tenemos el intento de restitución, al que debemos las manifestaciones patológicas más llamativas” ; y es en este intento donde “el delirio se presenta como parche colocado en el lugar de la desgarradura en el vínculo del yo con el mundo exterior… en el cuadro clínico de la psicosis los fenómenos del proceso patógeno a menudo están ocultos por los de un intento de curación o de reconstrucción, que se les superponen ” La idea de parche en la desgarradura es una invitación para dirigirnos al Seminario XXIII… recordarán que antes de la edición establecida del Seminario circulaba una que en la ultima clase cuando se habla de la escritura del Ego, dibujaba en el nudo un “parche” entre RS … después de todo podríamos pensar que en las psicosis no se trata más que de esto, que se establezca un parche que permita mantener a los tres anudados, allí donde no operó el NdelP, y que de esta manera el objeto a se localize en RSI.

Horacio Wild

(Extracto de una clase sobre "objeto, pensamiento y palabra en las enfermedades de la mentalidad")

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