El artesano - artista



"el artista precede al psicólogo, su arte permite
avanzar la teoría psicoanalítica"…
"No parece que haya en Lacan el propósito
de percibir lo que el artista o la obra reprimen sino,
más bien, que la obra y el artista interpretados hacen percibir lo que la teoría desconocía".
Francois Regnault

"si el cobre se despierta clarín no es por su culpa"
Arthur Rimbaud



Entendemos que lo artesanal se ubica a decir de Heidegger en un camino intermedio entre lo que se denomínó en la modernidad “arte puro”, y el modo de producción de mercancías caracteristico del capitalismo. En una enumeración que no tiene pretensión de ser completa, podríamos establecer los siguientes puntos de distinción.

Si en un primer momento tomamos en consideración lo artesanal como modalidad de producción, podemos decir que en el trabajo artesanal lo que se inserta al mercado son los objetos producidos y no los sujetos del trabajo. La venta por parte del trabajador de su propia fuerza de trabajo puede ser considerada característica inaugural del modo de producción capitalista.

En la elaboración artesanal no está en venta la fuerza de trabajo y esto es determinante para que los sujetos puedan elegir con quiénes producir, cuándo producir, los tiempos destinados al trabajo y los objetos que insertarán al mercado. Si prestamos atención a este punto, queda en evidencia un potencial muy importante de adaptabilidad para distintos contextos. Se puede trabajar individualmente, familiarmente, cooperativamente; se puede estar inserto en el mercado laboral y también en el artesanal para la generación de ingresos extraprediales; se puede trabajar no solo de acuerdo a la disponibilidad de tiempo física sino también psíquica siendo esto último importante para quienes por estructura o consecuencia de una “enfermedad mental” tienen dificultades respecto del ritmo o tiempo a destinar para una tarea, permitiendo a su vez que en caso de reinternación por descompensación de la estructura, al momento del alta médica la inserción sociocomunitaria sea inmediata.

En el caso de talleres de producción artesanal en sus distintos formatos grupales, no se producen relaciones sociales veladas por lo que se denominó “fetichismo de la Mercancía”, cuyo efecto es que las relaciones de dominio y servidumbre permanezcan ocultas y reprimidas. Al no existir una “cosificación” de las personas las relaciones que se manifiestan son entre sujetos que comparten la tarea. Ellas no están excentas de conflicto, pero permiten la construcción de soluciones particulares y singulares a partir de la red en la que se entretejen los vínculos entre las personas. La posibilidad de que los propios actores establezcan las pautas de trabajo., regulen la tarea (tiempos de producción distribución de labores, modalidad para la distribución de las ganancias, etc); viabiliza la inclusión de las diferencias de cada uno de los actores. Si le sumamos que la técnica aprendida direcciona la tarea, nos encontramos con dos elementos importantes que actúan como terceridad para el grupo y operan disminuyendo el potencial de agresividad que se genera en aquellas relaciones de trabajo en donde la autoridad es depositada en la figura de una persona que se instituye a la vez como garante y ejecutor de la Ley.

Si tomamos al modo de producción artesanal desde la perspectiva artística, una serie de conceptos nos permitirán dar cuenta de aspectos en los que dicha forma de trabajo puede resultar beneficiosa para cualquier estructura psíquica.

En sentido general entendemos por arte a “cierta virtud o habilidad para hacer o producir algo”, siendo lo común a las distintas “artes” el estar ligadas a distintos modos del hacer. En “la poética” de Platón encontramos la utilización de la palabra “arte” para distintos quehaceres humanos, lo que perdura aún en nuestra época cuando escuchamos decir por ejemplo “cocinar es un arte”. Para los griegos el arte y la artesanía inicialmente eran coincidentes, si bien en Aristóteles comienzan a insinuarse algunas diferencias. La distinción entre Arte y Artesanía se establece claramente en la Modernidad cuyo proyecto económico se encuentra ligado al capitalismo como modo de producción; las “Bellas Artes” (pintura, escultura, poesía, arquitectura y música) exluyen la producción artesanal por considerarla un arte “inferior”. La concepción de “Arte Puro” se encuentra estrechamente ligada a la ruptura de los gremios artesanales y al surgimiento del capitalismo como sistema de producción en el que en su definión más sencilla podríamos decir se privilegia el capital por sobre lo que produce y genera la riqueza: el trabajo; esto que la frontera entre lo artístico y lo que no es artístico no lo define el uso singular que hace un sujeto de la onvención, sino un ideal cultural determinado.

Teniendo en cuenta el peso ideológico en la distinción entre Arte y Artesanía, estamos en condiciones de elaborar una definición amplia del artesanado, como aquellas personas que a partir del ejercicio de un arte particular elaboran por su propia cuenta objetos singulares o seriados en cantidades pequeñas a partir de materiales adquiridos en el mercado, obtenidos de la naturaleza o de su propia elaboración. El artesanado utiliza una escasa cantidad de máquinas y herramientas pudiendo incluso fabricar parte de las mismas; como condiciónes particulares en este tipo de tarea podemos señalar el deseo por la obra, la satisfacción obtenida en su realización y posterior reconocimiento. La posibilidad de impresión de un sello personal caracteriza cada uno de sus trabajos.

Algunas caracerísticas del artesanado son propicias para pensarlas desde el concepto freudiano de sublimación siendo entendido como destino posible de la pulsión que implica un modo particular de satisfacción ubicado entre la tendencia a la fijación del goce y la tendencia a su libre desplazamiento; el cambio de meta y de objeto pulsional produce una sustitución que no se origina como retorno de lo reprimido , abriendo la posibilidad de aplicación del concepto a las distintas estructuras clínicas; permitiendo la satisfacción a partir del reconocimiento social que se obtiene por el producto realizado. Quizás por cuestiones de época la idea de reconcocimiento social en Freud se encuentra más ligada al “Arte puro”, es en su estudio sobre Leonardo Da Vinci donde define el concepto en forma amplia; pero en Lacan encontramos el alfarero como prototipo de la sublimación y al artesanado como aquello que puede burlar la verdad que se impone en el síntoma.

Jacques Lacan en el Seminario XI hace referencia al Mecenas , quien poseía el dinero y que históricamente financiaba al artista; dicha figura podía ser una persona o una Institución como durante años lo hizo la Iglesia Catolica. También hace referencia al marchand quien se ocupaba (y ocupa) de la comercialización de la obra del artista, y define que cada cultura se hace arrendataria de los artistas de diversa manera. En nuestra época donde ya no hay un Otro consistente ¿Quién es el Mecenas?: se hace más claro que dicha figura se pluraliza en aquellos que compran el producto otorgándole reconocimiento social, por lo que no es seguro pensar el hecho artístico en función de la producción de objetos determinados por un Ideal estético común impuesto por el Otro, ya que de hecho existe pluralidad de ideales y mercados. Es probable que un hombre de campo pague un precio muy alto por un recado hecho artesanalmente, y no tenga la misma disposición respecto a un cuadro abstracto; no es seguro definir lo artístico en función a un Ideal Social determinado; lo primero que se juega es en qué lugar viene se pro-duce un objetoo, luego del reconocimiento social (que al menos para Lacan no es condición necesaria y suficiente)

Es evidente en la práctica hospitalaria el papel que ocupan los talleres artesanales favoreciendo la pacificación de los fenómenos clínicos de la Psicosis. A la posibilidad clínica de favorecer los procesos de compensación de la estructura, se le agrega la posibilidad social de obtener un ingreso económico que ayuda al autosustento. En algunos casos a partir la práctica de un arte particular un sujeto produce un sello que le es propio logrando establecer una compensación estable en el tiempo, pero esto no es universalizable porque se trata del caso por caso, de cada singularidad; sería un exceso afirmar que para todo paciente psicótico la participación en un determinado taller estabiliza su estructura, ya que el papel de su propio proceso de curación y el tratamiento individual resultan ineludibles.

Horacio Wild

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