La interpretacion como límite.



pintura de Vladimir Kush
Viñeta:

En sesión Gabriel cuenta el siguiente sueño. “Me encuentro en una cama con A. una habitación un poco rara que tiene dos puertas de entrada, a tres o cuatro metros una de la otra. La estamos pasando muy bien con A, nos divertimos, nos besamos y cuando queríamos pasar a otra cosa por una de las puertas entra una mujer vieja, que camina mirando para distintos lugares y se retira por la otra puerta. Me parece que no nos miraba a nosotros, pero su entrada imposibilitó el acto sexual. Al rato, nuevamente en clima y en el momento más interesante entra esta mujer, hace lo mismo y se retira por la otra puerta. Lo mismo sucede dos o tres veces hasta que me despierto sin poder hacer tenido una relación sexual con A

Gabriel comienza a realizar distintas asociaciones. Los ojos de la mujer vieja con el nombre de la persona con quien se encontraba en la cama; el lugar mezcla de la casa de campo de sus abuelos y de la habitación de un amigo; algunos de sus amores importantes y las dificultades con las que se fue encontrando, punto que lo había decidido a consultar a un analista- Aunque la entrada en la habitación por parte de la mujer vieja le perturbara el acto sexual, de repente se detiene, hace silencio y se pregunta “¿Qué busca? … ¿Qué mira?... Se corta la sesión.
La semana siguiente Gabriel comenta sobre el impacto producido por el corte; se había quedado intentando pensar en la mirada de la vieja pero le era imposible. No sabe como, pero cree que la pregunta que se había anudado a la imagen del sueño le concierne. Dice que se encontró con un denso tope donde se le armó un interrogante sobre su relación con las mujeres, donde el decir no alcanza para nombrar lo que allí se encuentra.

Los límites de la interpretabilidad.

En una las notas adicionales a la interpretación de los sueños escrita en 1925, Freud se pregunta sobre los límites de la interpretabilidad: “¿Puede proporcionarse para cada producto de la vida onírica una traducción completa y segura al modo de expresión de la vida despierta (interpretación). Este problema no debe ser tratado de manera abstracta, sino ser referido a las constelaciones que presiden al trabajo de la interpretación de los sueños”[1]. Si bien en el texto plantea la cuestión de la interpretación en términos de traducción, claramente define que sería de dudoso valor que la misma se efectúe “sin miramiento por las asociaciones del soñante”[2]. Por más experimentado que sea el psicoanalista si “el soñante ofreció pocas contribuciones uno debe estar advertido que la seguridad de semejante interpretación es discutible, y vacilará antes de imponer su conjetura[3]. ¿Cómo se definiría una interpretación completa si un sueño puede volver una y otra vez? ¿Cómo establecerla cuando la mayoría de las veces sólo se podría traducir cierta parte del material y de manera incompleta?. La finalización de la interpretación de un sueño se convierte en indecidible y su posibilidad de reinterpretación se infinitiza en tanto siempre será posible la aparición de un significante que se dirija a otro… a no ser que se opere con una lógica distinta, señalada por el concepto que acompaña en el título del texto Freudiano sobre la interpretación: el límite.

Partamos precisando los términos interpretación, interpretabilidad y límite.

Interpretación: Si revisamos cualquier diccionario de la lengua española, encontraremos que se la define como una explicación del significado de algo, una traducción de una lengua a otra o una concepción – visión personal. El clásico diccionario de Laplanche – Pontalis la entiende en la cura como una “puesta en evidencia del sentido latente del material” y como una “deducción del sentido latente de manifestaciones verbales y comportamientos” que permite mostrar las modalidades del proceso defensivo apuntando al deseo sobre el cual se construye la producción inconciente. Que el deseo se encuentre oculto implicaría la posibilidad de que por medio del trabajo interpretativo pueda decirse.

Interpretabilidad: Si con la interpretación nos encontramos en el reino de lo “traducible”, con la interpretabilidad introducimos la pregunta de si es posible la traducción, no siendo esta una cuestión menor ya que la “polisemia de los sueños” puede ser entendida por un lado como posibilidad de una producción significante que no tenga tope, ya que un significante siempre nos remitirá a otro. Lo interpretable e interpretado desde la perspectiva de lo inteligible generará efectos con relación a la pulsión pero lanza a la amplificación e infinitud al proceso interpretativo, y con ello al análisis, ya que no opera sobre el límite, sobre aquello que es traba y barrera al sentido[4].

Limite: El diccionario lo define como línea imaginaria que separa dos terrenos o países; fin o término. Si nos introducimos en la matemática la noción de límite se nos presenta de una manera que conviene al psicoanálisis, ya que hace referencia a que en una secuencia infinita de magnitudes, se trata de la magnitud fija a la que se aproximan cada vez más los términos de una secuencia. El límite de una función y = f(x) en un punto x0 es el valor al que tiende la función en puntos muy próximos a x0. Como es imposible que se llegue a x0 se dice que el límite tiende a x0, y por eso se lo escribe de la siguiente manera.

Lím (fx)
X → X0

Podemos rastrear eso a lo que se tiende en las tempranas ideas freudianas de “ombligo del sueño” y “núcleo patógeno”. En ambos casos el lenguaje los va bordeando por medio de sus ilaciones lógicas ordenadas de distinta manera[5], por lo que podemos decir que allí eso se encuentra articulado. En “Psicoterapia de la histeria” Freud escribirá lo siguiente “La organización patógena no se comporta genuinamente como un cuerpo extraño, sino mucho más como una infiltración(…) La terapia no consiste en extirpar algo sino en disolver la resistencia y así facilitar a la circulación el camino por un ámbito antes bloqueado”. Esta dirección iría del trabajo del sueño hacia su desciframiento, aquellos significantes que Gabriel hystoriza, pero ¿ésto solo, constituye el inconciente o podríamos pensarlo de otra manera? Si introducimos en la lectura la posibilidad de pensar un inconciente articulado al lenguaje y un inconciente real, imposible, donde ya no exista posibilidad de sentido como en el ombligo del sueño (O) ¿no nos permitiría pensar lo que llamamos el límite de la interpretabilidad, donde X → XO? Acaso en el sueño de Gabriel ¿las asociaciones no se detienen señalando el límite en la indecibilidad de la mirada de la señora vieja? Si este es el límite ¿el corte no señala Eso introduciendo un punto de fuga de sentido?

Jacques Lacan en el prefacio a la edición inglesa del Seminario 11[6] definirá que es en ese límite donde se encuentra lo inconciente, y lo dirá de la siguiente manera: Cuando el espacio de un Lapsus ya no tiene ningún alcance de sentido (o interpretación), tan solo entonces puede uno estar seguro de que está en el inconciente. Uno lo sabe, uno mismo. Pero basta con que se le preste atención para que salga uno de él. No hay allí amistad alguna que ese inconciente soporte. Quedaría que diga una verdad. No es el caso: La malogro. No hay verdad, que al pasar por la atención, no mienta. Lo cual no impide que se corra tras de ella”. Y correr tras ella de la manera que conviene, no es sin efectos para el sujeto.
Horacio Wild

[1] Sigmund Freud. “Notas adicionales a la interpretación de los sueños en su conjunto. Los límites de la interpretabilidad”. Pag 129 AE XIX.
[2] Ibid. Pag. 130
[3] Ibid. Pag. 131
[4] Jacques Alain Miller. Curso 2006 -2007. Inédito.
[5] Sigmund Freud. “Sobre la psicoterapia de la Histeria”. AE II
[6] Jacques Lacan. “Prefacio la edición inglesa del Seminario 11”. Intervenciones y Textos

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