Adios a Don Bustriazo Ortiz,
Bustriazo Ortiz.
1929 - 2010.
El poeta se hace semilla para renacer en paisaje pampeano
El lenguaje y la pasión en el poema "Unca Bermeja"
(Extraido del texto "De pasiones Bermejas". presentado en las jornadas Quetral III en Santa Rosa La Pampa, publicado en la revista digital "Consecuencias: psicoanálisis, arte y pensamiento")
"Regalaréte lengua ansiosa
hasta agoniarte y fallecérteme…"
Juan Carlos Buistriazo Ortiz – Unca Bermeja
En “Unca Bermeja” nos encontramos con un sujeto esforzándose en inventar una y otra vez alguna forma de escribir la pérdida imposible. Ella se deslocaliza, metamorfoseándose en el paisaje pampeano… no es una entre otras, se convierte en La Pampa misma. El entre-dos nieblas demarca la espectral noche o el luminoso día donde no deja de re-encontrarla, perdiéndose él mismo sin saber qué se ha perdido con Ella, de allí la dolida existencia del relator.
Con el poema nos introducimos en una temporalidad donde lo pro-ducido (aquello que es conducido delante de la vista) es pasión en los límites del lenguaje a los que es llevada la palabra. Eric Laurent en “Los objetos de la pasión” nos recuerda que “Hasta el cristianismo, la palabra pasión era justamente lo que debía ser eliminado por el hombre completamente realizado, es decir, el filósofo, el sabio. El hombre sabio era aquél que sabría mantenerse en el justo medio que podríamos localizar en una curva de Gauss que tiene sus extremos y punto medio…” caracterizándose al “mediocre como aquel que se queda en el punto medio de las pasiones”. Los griegos castigaban la desmesura, considerándola desafío a los dioses; en la actualidad quienes la castigan son el orden jurídico y el médico, de uno depende de la Ley; del otro el sistema clasificatorio estadounidense (DSM) que pretende determinar lo normal y lo patológico a partir de conjuntos de conductas.
Es el cristianismo inserto en la historia quien identifica la pasión con la vida misma. Pasión de Cristo que se propone como modelo a seguir, haciendo que el exceso adquiera valor cultural, y la experiencia mística se considere como “lo más sublime de la cultura de una época” . No es posible abordar Unca Bermeja (y el arte en general) desde la mesura de la Ley o la Ciencia Médica, ya que en ellas no se considera las pasiones como un atributo valorable y valorado, desde el psicoanálisis algo se puede decir, siempre y cuando se entienda que es una opinión entre otras que puedan ofrecerse.
En la lectura de Lacan que realiza Eric Laurent, se distinguen dos tipos de pasiones diferentes que obedecen a distintos momentos de la enseñanza de Lacan: las pasiones del ser -de la alienación-; y las pasiones del alma –de la separación-. Las primeras serían de la falta-en-ser del sujeto: el amor, el odio y la ignorancia. Las segundas del parletre: la tristeza y la manía. Esta breve descripción puede sernos útil para explorar en “Unca Bermeja” una forma gramatical usada por el relator que se conoce con el nombre de Enclisis pronominal; barroquismo caracterizado por la unión de un vocablo con el precedente formando una sola palabra. Es enclítico cuando el pronombre es pospuesto al verbo: cáeme, serásme, habíalo, tócase, pidióme, fuísteme, pintábate. En la lectura del poema nos encontramos que la enclisis es un recurso importante por medio del que la pasión triste empuja al doliente imposibilitado de perderla a Ella por segunda vez –simbólicamente-. Las furias parecen cobrar algún tipo de venganza por haber desafiado a los dioses, quizás en un amor (a)pasionado que para el sujeto es inadmisible desprenderse; Erasmo de Rotterdam diría que cuando los dioses son retados por el exceso de algún humano entre otras cosas puede ocurrirle -a quien se atreve a hacerlo- de “sentirse al alma culpable y contrita enviando contra ella furias y fantasmas” … ambos parecieran estar presentes a lo largo de todo el relato
De acuerdo a lo estudiado por Javier Elvira , los enclíticos se comenzaron a investigar teniendo en cuenta el punto de vista acentual o rítmico, cuestión por demás evidente al leer “Unca Bermeja” donde su uso produce efectos armónicos – musicales; que unidos a otros recursos del relator tejen un velo sobre los aspectos más oscuros del poema: muerte, desesperación, pasión. En nuestra época podemos encontrar el uso de la enclisis pronominal en pocos textos, pero debemos tener en cuenta que en el siglo XIX y parte del XX fue usada especialmente en la transmisión telegráfica para reducir costos de los telegramas; dicho recurso elimina el vacío medial entre el verbo y el pronombre formando una solo palabra, efecto holofrásico que literalmente condiciona la emergencia del sujeto.
La invención del artista permite avanzar al psicoanálisis desde la singularidad de un poema, una obra. Con Unca Bermeja podríamos considerar que el uso de la enclisis produce como efecto una ubicación inicial del verbo anticipatoria y decisiva para fijar la posición del sujeto. En ella la acción precede y se funde con el pronombre al eliminarse el vacío medial, por lo que no encontramos un “entre dos” significantes. ¿Sería pasional el efecto de empuje de la enclisis? Si en la consideración de sujeto en psicoanálisis hablamos de la existencia de un vacío entre significantes ¿cómo pensar al sujeto cuando se elimina dicho vacío generando el verbo un efecto de posesión del pronombre representante del yo (Moi)? ¿El yo (Moi) se disuelve en la acción? Leyendo los enclíticos de Unca bermeja pareciera que el destino se develara al relator pro-duciendo un saber lúcido pero triste, del que brinda testimonio y del que nos hace sus testigos.
Horacio Wild
Horacio Wild
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