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Freud y el Sprachapparat (aparato de lenguaje)

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              Cuando trabajamos con sujetos que rechazan el lenguaje o han accedido al mismo de una forma singular sucede que aquello que que al comienzo resulta incomprensible con el tiempo ya no lo es tanto, y nos damos cuenta de que aun inmersos en un estado que suponemos de desconexión somos sorprendidos por distintas situaciones que nos interpelan en el saber. Alguna vez trabajando con equipos de distintas disciplinas utilizaba como metáfora el cuadro de la Afasia para explicar que, porque alguien no hable, no escriba e incluso no tenga control sobre su cuerpo, no quiere decir que no entienda, cuestión que quienes han trabajado con dichas problemáticas pueden dar cuenta, y quienes no lo han hecho se les dificulta pensar en tanto ir al encuentro de lo real y desemejante no es algo sencillo. La metáfora que comencé a utilizar con docentes, cuidadores, kinesiólogos, acompañantes, talleristas, etc. no era casual. Por un lado obedecía a lo que una vez un paciente luego de años de traba

TEA: El lenguaje y los tiempos del juego

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   El juego es algo serio deslizando que no es tan libre como muchos suponen. La actividad lúdica hace su aparición junto a la lengua materna, como muestra el conocido “juego del carretel” [1]  que Freud describe al observar a su nieto: el niño (de unos 18 meses) tenía un carretel de madera con un hilo, lo lanzaba fuera de la vista y exclamaba o-o-o-o-o-o, luego tiraba del hilo y cuando aparecía decía “da” (acá está) repitiendo la secuencia una y otra vez. Freud señala que el juego se produce ante la ausencia de la madre, montándose una escena que convierte la vivencia penosa en un efecto placentero.          Anudar la ausencia, la lengua materna y el juego no es una cuestión menor; nos mete de lleno en el terreno de la causa. Jacques Lacan [2]  observa que Chomsky, Piaget y Vigotsky, cada uno a su manera, tienen razón, pero no logran ponerse de acuerdo porque erran al momento de pensar la causa en tanto ella misma se constituye como una pérdida. En  “El creador literario y el fantaseo